• El arzobispo inauguró el VII Congreso de Acogida Cristiana en los Caminos de Santiago, dedicado a los jóvenes y el Camino de Santiago

“Los jóvenes han de percibir que se los ama intensamente y que son la esperanza de la Iglesia, rica en un pasado lleno de gracia y siempre joven”. “A los jóvenes hemos de ayudarles a vivir dignamente y no dejarse llevar por la mentira, la farándula de la mera subjetividad del gusto, del placer o de la violencia. Hay que animarles a buscar la verdad que es fuente de libertad, de servicio y de liberación”. Así hablaba este jueves el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, en la inauguración del VII Congreso de Acogida Cristiana en los Caminos de Santiago (ACC), un encuentro que lleva por título “Él caminó con ellos. Los jóvenes y el Camino de Santiago”. En la inauguración del congreso intervino también el presidente de la fundación Acogida Cristiana en los Caminos de Santiago y deán de la Catedral, Segundo Pérez López.

En una intervención llena de referencias a la exhortación Christus vivit (fruto del reciente Sínodo de los Jóvenes), monseñor Barrio indicó que “los jóvenes han de tomar la vida en las dos manos y construirla cada mañana y cada tarde, recordando las exigencias a las que deben ser fieles para una calidad de vida según el proyecto de Dios, y reconociendo la verdad y el amor como criterios auténticos en su actuación. No deben permitir que el interrogante sobre Dios se disuelva en su alma por falta de un ideal, de entusiasmo, de ganas de hacer algo”. Y añadió que “en el Año Santo tenemos que habitar con esperanza el momento presente, haciendo que puedan encontrarse con Jesús, recordándoles que Dios nos ama, que Cristo nos salva, que vive, haciendo que su Espíritu nos habite”.

El arzobispo recordó, además, que “cuando a los jóvenes se les preguntaba en  la preparación del Sínodo de los Obispos sobre qué iniciativas  y caminos de formación se les proponían, una respuesta significativa era el Camino de Santiago como una forma de acompañamiento en el discernimiento espiritual”.

Así, monseñor Barrio comentó que “nuestro propósito en este Año Santo es acompañar a los jóvenes y sentirnos acompañados por ellos. Y todo esto cuando se percibe la crisis moral de la sociedad, lo irrelevante de la presencia católica en la sociedad, el divorcio entre la fe y la vida, y la falta de formación. Se constata el hecho de la situación de muchos jóvenes alejados por el materialismo, el hedonismo, la competitividad. En este sentido las líneas orientadoras de la pastoral en el Año Santo no deben ignorar la educación, la cultura, la experiencia social y el compromiso eclesial de los jóvenes, y tener en cuenta a los alejados y cercanos, a los marginados e integrados, a los de la ciudad, del campo y del mar, a estudiantes y trabajadores”.

“El Año Santo Compostelano”, aseguró monseñor Barrio, “debe ser una invitación constante a los jóvenes a entrar en contacto con la Iglesia, creando una comunidad más profunda por medio de un sistema de grupos más pequeños que permita a las personas conectarse unas con otras, proporcionando oportunidades para el culto que reflejen la cultura y también la reverencia a Dios, estableciendo una comunicación eficaz con el lenguaje de la tecnología familiar a los jóvenes que varía en el estilo pero que es más conversacional que la predicación, construyendo relaciones inter-generacionales que las desafíen a madurar, dejándose guiar por la transparencia y por un sentido personal de humanidad”.

“Los jóvenes”, señaló el arzobispo, “han de percibir que se los ama intensamente y que son la esperanza de la Iglesia, rica en un pasado lleno de gracia y siempre joven”.

En la segunda jornada, este encuentro contará con la intervención del cardenal de Barcelona, monseñor Juan José Omella.